lunes, 30 de abril de 2012

Los 7 disparos del rey




El diario El Mundo publica el parte de caza del polémico viaje del Rey a Botswana junto a Corinna y el empresario Mohamed Eyad Kayali. Cazaron tres elefantes en total, uno de ellos abatido por siete disparos por el Rey. 



La polémica cacería del Rey al detalle. El diario El Mundo publica en su portada el parte de caza de Juan Carlos I durante su viaje a Botswana antes de que se rompiera la cadera y tuviera que regresar a España desatando la mayor crisis de la Monarquía hasta la fecha.

Un informe obligatorio para la caza de este tipo de animales ofrece todo tipo de detalles de la aventura cinegética de "Juan Carlos Borbón" como se firma en el propio parte. La matanza tuvo lugar el 11 de abril, dos días antes del accidente de la cadera, y el Rey abatió "un buen animal" según dicen desde la reserva. El paquidermo rondaba los 50 años de edad y pesaba cinco toneladas siendo sus colmillos el preciado trofeo de caza: el izquierdo pesaba 37,6 kilos y medía 1,17 metros y el derecho 37,6 kilos y 1,12 metros.

El monarca utilizó un Rifle Express Rigby calibre .470 y número de serie 19998. Su permiso de caza tenía el número 42734A. El lugar exacto de la cacería se encuentra en Qorokwe y lo define al milímetro las coordenadas del GPS: S19º 34125 / E23º 23226. A 30º de temperatura, don Juan Carlos se sitúo a unos 30 metros del animal dispuesto a propiciarle los disparos que acabaran con su vida.

Un cazador profesional puede abatir un elefante de este tipo con un único disparo en las dos zonas vitales del animal: entre el ojo y la oreja o en la tercera raya que se le forma entre la cabeza y la trompa. El rey de España, sin embargo, necesitó hasta siete disparos para acabar con el animal en tandas dobles: disparo, disparo, recarga del rifle, disparo, disparo, recarga del rifle, disparo, disparo, recarga y un último disparo que terminó por abatir al elefante.

El mayor peligro de este tipo de cacerías es que tras el primer disparo el elefante corra en dirección de los cazadores y los embista. Por eso, el Rey Juan Carlos estaba acompañado por Terry Palmer, un cazador profesional que es capaz de acabar con el animal de un disparo en caso de producirse un ataque.

Fuentes de la reserva indican que la pieza del Rey es "el mayor elefante que se ha cazado desde el comienzo de la temporada cinegética". Tras la cacería, el Rey y sus acompañantes regresaron a su alojamiento a descansar. Los restos mortales del elefante son trasladados a una aldea cercana, donde sus habitantes se lo comen. Los colmillos, en cambio, son para el Gobierno de Botswana que se los entrega al cazador a cambio del pago de una tasa. Tras la polémica, don Juan Carlos no ha reclamado todavía los colmillos de su pieza de caza, según la reserva.


Con Corinna zu Sayn-Wittgenstein y Mohamed Eyad Kayali
El domingo 8 de abril el Rey asistía junto a la Familia Real a la tradicional misa de Pascua. Horas más tarde, el monarca embarcaba en un vuelo charter con destino a Botswana junto al empresario saudí Mohamed Eyad Kayali, que supuestamente costeó la cacería, y la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga íntima del Rey y algo más que eso para muchos medios y periodistas especializados.

Los tres aterrizaron en Maun donde tomaron un helicóptero que les trasladó hasta Qorokwe, a unos quince minutos. Allí se hospedaron en un pequeño complejo que cuenta con cuatro lujosas cabañas, baño privado y agua caliente, y en cuyos porches se puede comer y descansar rodeado de animales, ya que no están cercadas.

Los partes de caza atestiguan que la comitiva tenía permiso para cazar tres elefantes. El segundo es abatido por Eyad Kayali el jueves, 12 de abril, también de siete disparos. El tercero sería de este modo para la Princesa Corinna que, sin embargo, pone rumbo de vuelta a España junto al Rey tras la caída el viernes 13 de abril. Los dos salen de la reserva en helicóptero y toman un vuelo chárter a las 13 horas rumbo a Madrid, donde el Rey es operado.

Sí se queda en la reserva Eyad Kayali que, el sábado, mientras España despertaba con la polémica, da caza al tercer elefante, con cinco disparos. Menos de una semana después el Rey era dado de alta y pedía públicamente perdón, aunque la Casa Real sigue sin ofrecer ningún detalle sobre su vida privada aunque, como ha sucedio en este caso, enfade considerablemente a los ciudadanos.

Fuente: www.elmundo.com

Las infidelidades del rey Juan Carlos y la amargura de Sofía


Pocos días después de que algunas revistas hablaran de la "profunda tristeza", lágrimas y soledad de la reina Sofía de España ante los recientes escándalos familiares, acaba de publicarse una nueva y reveladora biografía sobre ella. Infidelidades, amarguras, peleas son los ingredientes más jugosos de este nuevo libro.

La prestigiosa escritora y periodista barcelonesa Pilar Eyre, destacada autora de varios libros sobre la Familia Real española, presentó La soledad de la reina (La Esfera de los Libros), en el cual recorre las diferentes etapas de la vida de la princesa griega que se convirtió en reina española, y los secretos más oscuros de su vida junto al rey Juan Carlos.

Princesa oprimida por una madre dominante, narra con crudeza el exilio de la familia real de Grecia en Sudáfrica, durante la II Guerra Mundial. Junto a su madre, la reina Federica, y su hermano, vivieron en cabañas llenas de ratas: "A veces comían hierbas que crecían a los lados del camino, tenían pulgas y chinches", dice Eyre.

Según Eyre, la madre de Sofía era "la mano que mece el trono". Intentando formarla como una auténtica princesa prusiana, las frases que dio a Sofía no ayudaron mucho: "¡Las princesas no lloran! ... Tú te casarás con un príncipe real". Sofía le hizo caso, rechazando las propuestas matrimoniales de los hijos de ricos armadores griegos, y finalmente sucumbió al encanto borbónico de don Juan Carlos. "Juanito", para la familia.

Según el libro, las tormentas comenzaron durante los preparativos de la boda, en 1962, con la intrigante Federica intentando dominar la situación. "Los preparativos fueron atroces, muchos con violencia física". Federica despreciaba a Juanito, a quien estuvo a punto de pegarle: "¡Eres un desgraciado... eres una m... Menos que nadie!".

El libro asegura que fueron felices hasta la coronación, en 1975, y se arriesga a dar fecha exacta en que empezó la tormenta: enero del 76. Fue ahí cuando "Juanito se dio cuenta de que él también era un Borbón, con todas sus consecuencias", dice la autora, recordando la fama de mujeriegos de los reyes españoles. Al atractivo y joven rey (de 37 años) "se le ofrecían todas" las mujeres.

En enero de 1976, Sofía habría descubierto a Juan Carlos con otra mujer. Tomando a sus hijos, se fue una temporada a la India, donde vivía su madre. "¿Qué vas a hacer si te separas y renuncias al trono?", le reprochó Federica. "¡Mírame a mí! ¿Te gustaría pasar por lo que yo he pasado, vivir como estoy viviendo?".

Una serie de reformas en el palacio madrileño cambiaron su vida para siempre. Sofía armó su habitación en el primer piso, y el rey se mudó al segundo. Pilar Eyre cuenta que nunca más dormirían juntos. La soledad de la reina se hizo infinita.

Desconfiada y huraña, no tiene ni tuvo nunca una amiga íntima, porque recordaba las palabras de la anterior reina española: "¿Cómo tener amigas? Si cualquiera de ellas quizás se está acostando con tu marido...".

El rey, a quien la escritora describe como "un profesional de la seducción", solía burlarse del carácter distante de la reina ante sus amigos. Pero la más grave revelación del libro advierte los reproches del monarca hacia Sofía y el carácter que forjó debido a sus infidelidades: "El rey, que no tenía la conciencia muy limpita... le culpa de no haber sabido crear una familia".

¿Monarquía o República?

El porqué de la ausencia de un debate público en los medios de comunicación.


Tras los últimos escándalos promovidos por la Casa Real, a lo que preceden divorcios de facto, amancebamientos, malversaciones de dinero público, casorios y detentación de privilegios ilegítimos entre una parentela de indeseables, e implicaciones filiales en negocios imputables y delictivos, siendo generoso el espacio que los medios de comunicación dedican a estas borbonadas, perdón, quise decir bribonadas, no acaba de estallar lo que promete convertirse en el gran tema a debate del siglo XXI en España: el cambio en la forma del estado. Monarquía o República. 

Por encima de cualquier otro motivo, y pese a los desmedidos recursos que la actual forma del estado dispondría para justificarse de una vez y por todas, abriendo este debate a tutiplén, para acabar argumentalmente con la opción republicana, ni la Corona, ni los gobiernos del PSOE y del PP, abanderados de la monarquía juanfranquista, han querido nunca permitir este debate en los medios de comunicación, y menos aún en sede parlamentaria. ¿Por qué?.

La respuesta es: porque la defensa de la Monarquía como forma del estado en España es insostenible. Sobre todo después de ver este vídeo. La legalidad y la legitimidad del Rey y de la Corona, se hunden en el lodazal de la ignominia en la que se han instalado, y no existe argumento alguno capaz de justificar las siguientes circunstancias:

1. Que el actual Rey de España no haya jurado la Constitución, base jurídica de su reinado.
2. Que el juramento de fidelidad personal a Franco, que Juan Carlos formuló solemnemente, sigue estando vigente, al no haber adjurado del mismo para no incurrir en perjurio (un caso único en el mundo).
3. Que el referéndum de 1978, base legal que se atribuye la actual Monarquía, no disfrutó de las condiciones ambientales de libertad, al estar secuestrada la voluntad popular bajo amenaza de la cúpula militar, de dar un golpe de estado involucionista. Es decir, un franquismo sin Franco.

Y un argumento histórico más: la estirpe de estos Borbones del siglo XX, están marcados por su colaboración con un régimen totalitario como el de Franco. En 1937, el padre del Rey, Juan de Borbón, solicitó a Franco prestar sus servicios para luchar contra la República, al lado de sus generales golpistas, de los fascistas italianos y de los nazis alemanes. Caso único en las familias reales europeas, que se exiliaron para combatir a estos regímenes desde el exilio.

Su hijo Juan Carlos, en calidad de Príncipe de Asturias, declarado sucesor por el dictador, ocupó provisionalmente el cargo de Jefe del Estado franquista, sustituyendo a Franco durante su enfermedad, es decir, sosteniendo y legitimando un régimen de naturaleza criminal. Padre e hijo (don Juan de Borbón y don Juan carlos) se sometieron voluntariamente doblando servilmente la cerviz ante don Francisco Franco. El hijo político del tirano, aún no la ha levantado.

Pero, mejor que nada, pasen y recréense con este documental sobre un reportaje del NO-DO.
Y si a alguien le apetece, que salga defendiendo la legitimidad de la realeza de don Juan Carlos. Cuando acabe, nosotros lo pondremos ante este vídeo.
 
 
El 26 de abril de 1937, la villa vasca de Gernika fue objeto de un cruel bombardeo por la aviación alemana, que produjo numerosas víctimas inocentes y cuantiosos daños materiales. El hecho se enmarcó en el desarrollo de la Guerra Civil española, que comenzó el 18 de julio de 1936 y que enfrentaba al gobierno de la República, democráticamente elegido, con el ejército rebelde de Franco, sublevado contra el poder legítimo. Los aviones Junker de la Legión Cóndor, de la Luftwaffe alemana, realizaron un bombardeo-alfombra contra la desprotegida villa.
 
La razón del ataque no podía ser la existencia de depósitos de armas, ni cuarteles o tropas, ni objetivos estratégicos ni que la villa fuese un nudo de comunicaciones. Gernika carecía de cualquier importancia militar o estratégica. Fue el sacrificio absurdo de inocentes para que los pilotos adquirieran experiencia. (Guernica de Picasso.)

El Guernica, pintado en mayo y junio de ese año, es un cuadro sonoro. Los personajes gritan, gesticulan y mueren bajo las bombas ciegas que acaban con todo. La denuncia de la violencia es aquí intemporal y ha sido siempre utilizada como un canto contra la sinrazón de la destrucción y la muerte en cualquier guerra.

Picasso pinta a cuatro mujeres en actitudes desesperadas, la población civil indefensa, pero también a un militar caído en la defensa y animales; el toro, el caballo y la paloma ajenos a la locura humana. Picasso renuncia al color para acentuar el dramatismo y sólo utiliza la gama de grises, el blanco y el negro; la grisalla. (Schwanitz, La cultura, Taurus, Madrid, 2007)

A su vez, Francisco de Goya y Lucientes refleja la grandeza de su pintura en Los fusilamientos del 3 de mayo, que no reside, sin embargo, en haber reflejado una realidad histórica, sino más bien lo contrario: haber trascendido la coyuntura, traspasado la superficie sociopolítica, para poner de manifiesto la realidad descarada de un conflicto sin nombres ni banderas, es la misma forma que Picasso la trascendía en El Guernica, que no es un cuadro narrativo, sino simbólico, pintado en óleo sobre lienzo.

El horror que causó y causa este episodio sigue presente. Resaltado por una de las obras maestras de la plástica universal, El Guernica, de Picasso, es una pintura que parece heredera de la del genial Francisco de Goya, en especial la de Los fusilamientos de la Monclava en la serie Los desastres de la guerra.

La pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo, dijo Picasso. A lo que agregaría: “Los fusilamientos de la Monclava” del citado Goya.


No asistimos a una apología del pueblo español ni a la denuncia del invasor, sino al drama humano de la violencia y a la lucha que acompaña a la condición humana, desde el Génesis al Apocalipsis: el instinto de muerte denunciado por Sigmund Freud, y que no es frenado por ninguna ley más allá de la expresión institucional o colectiva.
El instinto de muerte freudiano es anterior a este desmando crítico, perpetuamente tornadizo apresado en garras de eternidad. Tratar de detener lo que se nos escapa, se nos va de las manos, en un laboratorio es cosa vana. ¿Es la materia la que permanece o la que se va, la que se transforma, la que se traspone?, ¿las formas se pierden o más bien, se repiten, se eternizan, como anunciaba Freud en Más allá del principio del placer?, ¿qué da movimiento al instinto de muerte, a la crueldad, a la violencia y a la tortura?
Freud amplía la noción de sique y al lado opuesto de la razón encuentra el inconsciente y en oposición al instinto de vida encuentra el de muerte: establece de este modo la posibilidad de concebir, como parte constitutiva de lo humano, esa fuerza contraria a la razón, determinante para explicar lo que hasta entonces había quedado inaccesible a la ciencia. Esta función es parte constitutiva tanto de la víctima como del victimario, pero ¿que es lo que conduce al victimario enceguecido a infligirle a la víctima el sufrimiento, la tortura y a privarle de la vida?

En la clínica sicoanalítica vemos frecuentemente aquello que ya Freud había señalado en cuanto a la pulsión de destrucción. Nos encontramos con individuos que ocupan el lugar de la víctima, pero que asimismo ejercen de victimarios con otras personas. En otros casos la pulsión de muerte los conduce a la propia autodestrucción no sin la fantasía inconsciente (por ejemplo, los suicidas) de que al matarse matan al otro que llevan consigo en el interior.

Lo que pretendo destacar con esta reflexión es que no basta con legislaciones ni con marcos jurídicos, ni con debates sobre la legalización del castigo para intentar abortar un problema tan complejo como la guerra, la violencia y la delincuencia.
Sería conveniente profundizar más en la complejidad de la naturaleza humana y en esa fuerza oscura y silenciosa que es la pulsión de muerte. Recordar para no repetir decía Freud.
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